Antes de continuar, quiero dejar algo claro:
No creo en el alarmismo ni en el marketing del miedo.
Creo en la información, la ciencia y la responsabilidad. Por eso, lo que vas a leer no pretende juzgar otros productos, sino explicar por qué he decidido ir un paso más allá en mis fórmulas.
Mi forma de entender la cosmética:
Como dermatóloga, llevo años investigando no solo los efectos visibles en la piel, sino también cómo los productos que aplicamos cada día interactúan con nuestro organismo. Cuando decidí crear esta marca de cosmética, lo hice con una intención muy clara: ofrecer fórmulas que yo misma quisiera usar —y que me sintiera tranquila recomendando a las personas que más quiero.
Aunque todos los ingredientes que encontrarás en la cosmética que se vende en la Unión Europea están permitidos por la normativa europea —una de las más exigentes del mundo—, yo he decidido ir un paso más allá.
Porque algunos de esos ingredientes están siendo estudiados por su posible relación con efectos en la salud. Y cuando hay dudas fundadas, y existen alternativas igual de eficaces, prefiero optar por estas últimas.
Para mí, tiene sentido evitar lo controvertido si se puede lograr el mismo resultado sin asumir ese posible riesgo. Es una decisión personal, basada en el principio de precaución y en mi forma de entender la salud y el cuidado de la piel.
Porque para mí, la cosmética no debería ser solo eficaz y sensorial —también debería ser transparente, prudente y consciente.
A continuación, explico brevemente por qué he decidido no utilizar los siguientes ingredientes en mis fórmulas:
🔹 Perfumes sintéticos y aceites esenciales
Los perfumes sintéticos pueden incluir decenas o incluso centenares de compuestos, algunos de los cuales se han asociado en estudios con reacciones alérgicas o están siendo investigados por su posible papel como disruptores endocrinos.
Por su parte, los aceites esenciales —aunque naturales— también pueden ser sensibilizantes y provocar reacciones cutáneas, especialmente en pieles sensibles. En mi experiencia clínica, he visto muchos casos de piel reactiva o dermatitis agravados por este tipo de ingredientes.
Por todo ello, prefiero evitarlos: por respeto a las pieles sensibles y porque, desde mi punto de vista, la eficacia no necesita perfume.
🔹 Parabenos
Aunque algunos parabenos están permitidos por la normativa europea y se consideran seguros en determinadas concentraciones, su posible relación con la disrupción hormonal ha sido objeto de numerosos estudios científicos.
Dado que los productos cosméticos se aplican a diario y durante largos periodos de tiempo, prefiero aplicar el principio de precaución y optar por otros conservantes que ofrecen un buen perfil de seguridad y eficacia.
🔹Filtros UV orgánicos (filtros químicos)
Algunos filtros solares químicos han sido objeto de estudios que investigan su capacidad para penetrar en sangre y su posible interacción con el sistema endocrino. Aunque no todos los filtros químicos son iguales ni presentan el mismo perfil, yo prefiero utilizar filtros minerales no nano, que actúan como una barrera física sobre la piel y, por su tamaño, no se absorben.
Para mí, es una elección más coherente con una forma de cuidado basada en la precaución y el respeto a la piel.
🔹 Fenoxietanol
Es un conservante muy común y ampliamente utilizado en cosmética. Las autoridades sanitarias permiten su uso en concentraciones de hasta un 1 %.
Algunos estudios han planteado dudas sobre su perfil de seguridad a largo plazo, en particular por su posible impacto en órganos como el hígado o el sistema nervioso. Dado que existen alternativas igual de eficaces, he decidido prescindir de él en mis fórmulas como medida de precaución.
🔹 Siliconas y aceites minerales
Están consideradas seguras desde el punto de vista toxicológico. Ambos actúan formando una película oclusiva que puede dar una sensación superficial de hidratación, pero su efecto es temporal.
Los aceites minerales —como paraffinum liquidum o petrolatum— son derivados del petróleo y se utilizan en cosmética en su forma altamente refinada, teóricamente libre de sustancias potencialmente peligrosas. Aun así, prefiero ser precavida y evitar este tipo de ingredientes, y formular con otros que se alinean mejor con mi filosofía de cuidado de la piel.
🔹 Triclosán
Este ingrediente antimicrobiano ha sido objeto de restricción en algunos países y regulado en la Unión Europea, principalmente por estudios que investigan su posible papel como disruptor endocrino y su implicación en la resistencia bacteriana.
Dado que no considero necesario su uso en productos cosméticos, y existen otras opciones eficaces, he decidido no incluirlo en mis fórmulas.
🔹 BHA y BHT
Son antioxidantes sintéticos utilizados como conservantes en cosmética y alimentación. Aunque están permitidos en determinadas concentraciones, han sido objeto de estudios por su posible relación con efectos hormonales y hepáticos, lo que ha generado cierta controversia en torno a su uso.
Por coherencia con mi compromiso de ofrecer fórmulas limpias y responsables, prefiero evitarlos cuando existen alternativas con un perfil más alineado con mi filosofía de formulación.
🔹 PEG (polietilenglicoles)
Se utilizan en cosmética como emulsionantes.
El interés científico en torno a estos ingredientes no se debe tanto al PEG en sí, sino a su proceso de producción, en el que pueden generarse subproductos como óxido de etileno y 1,4-dioxano —este último clasificado como posible carcinógeno humano.
Por precaución, y porque existen alternativas igualmente eficaces, he decidido no incluir PEG en mis fórmulas.
Una elección ética, profesional y personal
No es miedo. No es alarmismo. Es coherencia.
Es elegir con conciencia lo que quiero poner sobre mi piel… y sobre la piel de quienes más quiero.
Mi compromiso es contigo. Con tu salud. Con tu piel. Con un futuro más consciente.
Este contenido tiene fines informativos y refleja el criterio personal y profesional de la Dra. Sara Simonsen como dermatóloga y fundadora de la marca.
No constituye asesoramiento médico ni pretende sustituir el juicio clínico individual.
Las decisiones sobre los ingredientes se basan en la evidencia científica disponible y en una visión consciente del cuidado de la piel.