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Disruptores endocrinos: qué son, dónde se encuentran y qué puedes hacer tú

Disruptores endocrinos: qué son, dónde se encuentran y qué puedes hacer tú
disruptores endocrinos en cosmética
27 Oct 2025
Byadmin2

Imagina tu cuerpo como una orquesta. Cada hormona es un instrumento, y juntas crean la melodía que regula tu energía, tu descanso, tu fertilidad y tu bienestar.

Ahora imagina que, sin que nadie lo note, un instrumento se desafina. No lo hace con un grito, sino con un sonido pequeño, casi imperceptible, que sin embargo altera toda la armonía.

Eso es lo que pueden hacer los disruptores endocrinos: pequeñas moléculas capaces de interferir en nuestro delicado sistema hormonal.

Cómo llegué a este tema

Conocí el concepto de disruptores endocrinos leyendo artículos en revistas científicas. Me llamó la atención cómo nuestras pequeñas elecciones diarias podrían estar relacionadas con un mayor riesgo de ciertas patologías, según algunos estudios científicos, incluidos algunos tipos de cáncer. Eso me hizo preguntarme qué papel tendrían en algo tan cotidiano como la cosmética.

Fue así como, investigando, me topé con la web Organics Magazine, que hablaba precisamente de cosmética natural sin disruptores endocrinos. A partir de ahí descubrí el trabajo del Dr. Nicolás Olea, un referente en este campo. Compré su libro Libérate de tóxicos y lo leí con muchísimo interés. Fue de esos libros que subrayas, que consultas de nuevo y que vuelves a leer porque te ayudan a mirar las cosas de otra manera. Ese fue el punto de inflexión: empecé a observar con otros ojos lo que usaba a diario.

¿Qué son los disruptores endocrinos?

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Los disruptores endocrinos son sustancias químicas capaces de alterar el equilibrio de nuestro sistema hormonal. La ciencia los estudia por su posible relación con procesos como el crecimiento, el metabolismo, la fertilidad e incluso algunos tipos de cáncer.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) los define como «sustancias o mezclas exógenas que alteran la función del sistema endocrino y, en consecuencia, provocan efectos adversos en la salud de un organismo, de su progenie o de la población».

Aunque para muchas personas es un concepto reciente, los investigadores llevan décadas estudiándolos. El catedrático Dr. Nicolás Olea ya en los años 80 investigaba el bisfenol A (BPA), presente en ciertos plásticos, y su posible relación con alteraciones hormonales.

Dónde se encuentran los disruptores endocrinos

En la cosmética

La piel es nuestra primera barrera con el exterior, pero también puede absorber parte de los ingredientes de la cosmética, especialmente si se aplica de forma repetida o en zonas extensas.

Si piensas en tu rutina de una mañana cualquiera, antes de las 9 es probable que ya hayas usado varios de estos:

  • Champú
  • Acondicionador
  • Gel de ducha
  • Gel limpiador facial
  • Desodorante
  • Sérum
  • Crema hidratante
  • Crema solar
  • Base de maquillaje
  • Máscara de pestañas

Cada uno de estos productos puede tener entre 10 y 30 ingredientes, o más. Eso significa que solo por la mañana tu piel entra en contacto con más de 100 sustancias químicas distintas.

Si además alguien se maquilla con mucho esmero (sombra de ojos, pintalabios, colorete, etc.) o tiene rutinas largas de skincare, ese número se multiplica. Y por la noche volvemos a empezar: limpieza, tónicos, tratamientos, mascarillas…

Por separado, todos esos ingredientes han sido evaluados y aprobados conforme a la normativa europea vigente. El problema surge con lo que se conoce como efecto cóctel: la combinación de pequeñas dosis de muchas sustancias, que rara vez se estudia en conjunto.

En los alimentos

Un ejemplo muy claro está en la agricultura. Hay pesticidas prohibidos y otros que se permiten dentro de ciertos límites, mientras la ciencia sigue evaluando sus posibles efectos.

Y, aunque la normativa los considere aceptables, no se nos escapa un detalle: somos muy distintos de un insecto, pero tenemos en común que ambos somos seres vivos, con sistemas biológicos que responden a la química del entorno.

Que algo sea legal no significa necesariamente que sea lo más óptimo para nuestra salud según el estado actual del conocimiento científico.

Hace poco mi marido me espetó, cuando le pedí que entrase en la tienda ecológica a comprar tomates:

—¿No te valen los tomates «normales», los de toda la vida?

Se refería a los del supermercado. Pero el tomate de toda la vida no es ese que ha sido tratado con pesticidas para tener un aspecto impecable en la estantería. El de toda la vida no lleva nada. Si hablamos de lo óptimo a nivel económico, es una cosa. Lo óptimo a nivel de salud puede ser otra muy distinta.

En plásticos y envases

El BPA y los ftalatos son quizá los ejemplos más conocidos. Se encuentran en envases, botellas de agua, tápers de plástico y juguetes. Cuando estos materiales se calientan o se reutilizan, pueden liberar trazas que terminamos ingiriendo.

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En textiles y muebles

Los sofás, colchones, pijamas infantiles anchos y algunas alfombras pueden llevar retardantes de llama. Algunas investigaciones han observado asociaciones entre la exposición a estos compuestos y alteraciones en la función tiroidea.

En productos de limpieza y aire del hogar

Ambientadores, velas perfumadas, productos de limpieza… todos liberan compuestos químicos en el aire que respiramos sin pensarlo.

En el medio ambiente

Los disruptores endocrinos también están en ríos, mares, suelos agrícolas y en el aire de las ciudades. Lo que contamina al planeta, de una forma u otra, acaba llegando a nosotros. Si tu pescado ha vivido en un mar lleno de plástico, ¿te sorprende que se encuentre plástico en su interior? ¿Y dónde irá una vez que lo hayas ingerido tú? Algunos estudios recientes han detectado micro plásticos en tejidos humanos, incluyendo el sistema reproductor y el cerebro.

El efecto cóctel

El efecto cóctel es uno de los grandes retos actuales en toxicología. La mayoría de evaluaciones se hacen sobre un ingrediente aislado, pero en la vida real no usamos ni comemos una sola sustancia a la vez: usamos decenas cada día.

En endocrinología, además, la relación entre dosis y efecto no siempre es lineal. A veces, dosis muy bajas producen efectos notables; luego, al aumentar, el efecto disminuye… y más tarde vuelve a intensificarse.

Pienso que es algo importante a tener en cuenta en cosmética: usamos decenas de productos diariamente y no sabemos mucho de cómo van a interactuar entre sí.

Qué dice la ciencia y la regulación

La OMS y la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) reconocen la importancia de los disruptores endocrinos y han emitido informes alertando de la necesidad de seguir investigando.

La Unión Europea, de hecho, ha restringido ya el uso de algunos compuestos como el BPA en biberones o ciertos pesticidas considerados de alto riesgo.

La regulación suele avanzar más despacio que la investigación científica, por eso a veces las normas tardan en adaptarse a los nuevos hallazgos. Y no es solo un tema de ciencia: detrás hay economía, industria y política. Cambiar un compuesto químico en un sector puede suponer millones en inversiones y ajustes en toda la cadena.

Por eso, aunque el sistema regulatorio protege en gran medida, muchos expertos recomiendan aplicar un criterio personal de prudencia: reducir la exposición innecesaria siempre que sea posible.

Lo que yo he cambiado en mi vida

No he hecho todos los cambios posibles, ni creo que sea viable hacerlo. Pero sí he ido incorporando hábitos más conscientes:

  • Uso cosmética más natural, sin ingredientes controvertidos.
  • Elijo comida ecológica siempre que puedo encontrarla y pagarla.
  • Ventilo mucho mi casa.
  • Tengo un robot aspirador que me ayuda a limpiar el polvo, muy contaminado con partículas de aparatos electrónicos.
  • He cambiado utensilios de cocina para usar más madera y acero y menos plástico.
  • Puse un filtro en el grifo y evito usar agua embotellada siempre que puedo.

No es perfección. Pero es un paso, y cada paso cuenta.

Preguntas frecuentes sobre los disruptores endocrinos

¿Son peligrosos todos los disruptores endocrinos?

La palabra «disruptor endocrino» no significa que automáticamente una sustancia sea peligrosa, sino que tiene el potencial de interferir en el sistema hormonal. Su impacto depende de la dosis, del momento de la exposición y de la sensibilidad de cada persona.

¿Afectan más a los niños?

Sí, los niños suelen considerarse un grupo más vulnerable, porque su sistema endocrino está en desarrollo y porque proporcionalmente ingieren y absorben más sustancias que un adulto en relación a su peso.

¿Se pueden evitar por completo?

No, sería imposible hoy en día. Pero sí se puede reducir la exposición innecesaria, empezando por lo que usamos todos los días.

  • Los disruptores endocrinos son sustancias capaces de interferir en el sistema hormonal.
  • Se encuentran en ámbitos muy diversos: cosmética, alimentación, plásticos, textiles, hogar y medio ambiente.
  • El efecto cóctel es una de las grandes incógnitas científicas actuales.
  • La regulación protege, pero la ciencia suele ir un paso por delante.
  • No se trata de eliminar todo, sino de reducir lo innecesario y empezar por lo más fácil.

Aviso: Este contenido tiene fines informativos y refleja mi opinión y experiencia personal. No sustituye la consulta con un profesional sanitario ni constituye asesoramiento médico o legal.

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